Bruit de mémoire

Ruido de memoria

Bruit de mémoire es una pieza de videoarte performativo que emerge del cruce entre cuerpo, archivo y duelo político. En el centro de la acción, una mujer enmascarada —anónima, espectral, disponible para la inscripción— se desplaza por un espacio donde se proyectan las imágenes de Carmen Volante, madre de Pamela Gallardo (desaparecida en Ciudad de México), y Norita Cortiñas, Madre de Plaza de Mayo e incansable buscadora de su hijo desaparecido durante la dictadura argentina. El cuerpo de la performer atraviesa esas proyecciones, literalmente las recibe, las interrumpe, las fragmenta, como si las memorias proyectadas necesitaran ser encarnadas para persistir.

El sonido de fondo está compuesto por los testimonios superpuestos de ambas mujeres. No se escuchan con claridad: hay un “ruido de memoria” que molesta, irrumpe, conmueve. Este ruido no es falla técnica: es fidelidad al trauma, al grito sin escucha. Como ha propuesto Georges Didi-Huberman, las imágenes que arden —esas que no son cómodas, ni cerradas, ni estéticamente puras— son las que encienden el pensamiento y la resistencia. Bruit de mémoire trabaja con ese ardor: el de la imagen que no se deja ver del todo, el de la memoria que no puede decirse claramente sin romperse.

Formalmente, la grabación tiene un encuadre impreciso, inestable. El dispositivo no busca fijar, sino fisurar. No busca la nitidez, sino la adherencia frágil, el residuo. Es una cámara testigo, no testimonio. Una imagen que vibra, como el cuerpo que la acoge. Una imagen que se rompe si se la frota con fuerza.

Lo que nos queda

Ce qu’il nous reste

En Lo que nos queda, el gesto mínimo —una mano que frota, que limpia, que cuida— se convierte en acto político y ritual de memoria. La acción consiste en transferir una imagen fotográfica de Carmen Volante, madre de Pamela Gallardo (desaparecida en Ciudad de México), desde el papel a una tela de algodón. Este proceso, artesanal y delicado, exige una labor casi íntima: retirar poco a poco los restos de pulpa de celulosa sin dañar la imagen. Pero en esa fricción aparece también un gesto simbólico: como si se acariciara a la imagen, como si se rescatara con suavidad aquello que el olvido institucional intenta borrar.

La transferencia no es solo técnica; es política y poética. El soporte textil no es neutro: la tela evoca el cuerpo, la piel, lo blando, lo que acoge. Lo que queda —tras el frote, la espera, la paciencia— es una imagen tenue, a veces incompleta, como la memoria misma. La fisura forma parte del testimonio.

De fondo, escuchamos la voz real de Carmen Volante relatando la desaparición de su hija Pamela, y cómo las madres han tenido que aprender por sí mismas los protocolos, rutas y vacíos legales que enfrentan al buscar a sus desaparecidas. Su voz se mezcla con el gesto de la mano: una narración/acción, una imagen que no solo representa, sino que se transforma en acto de cuidado y resistencia.